El héroe medioambiental
El planeta ha hablado: la humanidad se encuentra en una carrera contrarreloj para restablecer el equilibrio entre seres humanos y la naturaleza. Científicos de todas las naciones ponen en marcha diversas investigaciones para frenar situaciones como el cambio climático, la extinción de especies animales y el agotamiento de los recursos naturales. En Canadá, por ejemplo, un equipo de profesores investigadores de Quebec y Montreal han iniciado un proyecto que, de tener éxito, podría evitar que uno de los recursos más preciados y necesarios para la vida, se pierda: el agua.
Patrick Drogui y My Ali El Khakani del Instituto Nacional de Investigación Científica, junto con Sébastien Sauvé de la Universidad de Montreal, buscan eliminar con nanomateriales los llamados PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas) que se encuentran en cosméticos y productos de limpieza y son considerados altamente cancerígenos. La ventaja de utilizar este tipo de tecnología no es solo su dimensión: los materiales están disponibles en todo el mundo y son relativamente económicos, además de que han demostrado ser antimicrobianos y capaces de eliminar materia orgánica e inorgánica eficazmente.
Pero, ¿cómo funciona esta nanotecnología? Bueno, para empezar, no se trata de lanzar minirobots al océano y ríos o en las botellas de agua. Es menos ciencia ficción y más ingeniería y química. La idea es usar electrodos de óxidos metálicos pero estructurados a una escala tan diminuta, que son capaces de captar y desintegrar más componentes tóxicos. Es como si en una hoja de papel, en lugar de dibujar un pez con algunos de trazos, se trazara escama por escama: el dibujo tendrá mayor detalle. De igual manera, al nanoestructurar los electrodos, su superficie se vuelve más eficiente. El encargado de fabricar los electrodos será El Khakani, quien lleva 25 años desarrollando este tipo de tecnología. Posteriormente, Drogui los instalará en los reactores ECA (de activación electroquímica) de su laboratorio para poner en marcha la reacción química de los nanomateriales en el agua. Finalmente, Sauvé y su equipo se encargarán de monitorear y medir el nivel de descontaminación de los químicos. Aunque el mercado actual ya cuenta con filtros nanoestructurados desde botellas de agua hasta plantas de descontaminación de aguas residuales, lograr la capacidad de desintegrar contaminantes específicos con superficies más eficientes, es prometedor tanto para el consumo humano como para la fauna marina y el planeta en general.