A nivel global, la presión sobre el acceso al agua alcanza cifras alarmantes, con proyecciones de 40% en la brecha entre la demanda y la oferta de agua para 2030, situación que se exacerba aún más en América Latina y el Caribe, regiones que, a pesar de albergar casi un tercio de los recursos hídricos globales, experimentan señales crecientes de estrés hídrico.
En ese sentido, el Banco Mundial, en su informe “El agua importa: crecimiento resiliente, inclusivo y verde por medio de la seguridad hídrica en América Latina”, destaca la necesidad crítica de priorizar el agua como un tema político, económico y social para asegurar un futuro sostenible en la región.
De acuerdo con el informe del Banco Mundial, Latinoamérica presenta un desempeño bajo en la gestión del agua, marcado por la ausencia de instituciones y regulaciones efectivas, lo que impide un uso eficiente de este recurso vital. Por ello, es crucial identificar y abordar estos desafíos de forma oficial para dirigirse hacia soluciones efectivas y sostenibles.
Para mejorar la gestión del agua desde una perspectiva institucional, se requiere:
La comprensión del cambio climático puede inspirar soluciones efectivas, beneficiando a miles con mejoras en infraestructura de tratamiento y disposición de aguas residuales. De acuerdo con el estudio global “Ecolab Watermark”, en América Latina ha aumentado la conciencia sobre la escasez del agua y el cambio climático. Las empresas y los gobiernos son señalados como los principales responsables de abordar el estrés hídrico, consolidando la temática del agua como una tendencia mundial.
Ante este escenario, las soluciones desde la sustentabilidad adquieren relevancia. Al adoptar enfoques integrales y sostenibles, las instituciones pueden mejorar significativamente la gestión del agua, garantizando su disponibilidad para las generaciones futuras.