Sus creadores y propietarios, los chefs Tomás Kalika y Javier Icowickz, definieron su propuesta como “cocina de inmigrantes”. Establecidos originalmente en Buenos Aires, Argentina, en el barrio de Palermo, hace ocho años, quisieron recuperar la comida judía de sus ancestros, las recetas que cocinaban sus abuelas, pero también aquéllas procedentes de comunidades establecidas en todo el mundo.